
El clima cambiante de nuestra Tierra tiene implicaciones que sobrepasan largamente los dramáticos efectos de las tormentas o la elevación del nivel del mar, los cambios en las pautas migratorias y hábitats o el potencial aumento del riesgo sanitario debido a la polución. Los cambios meteorológicos y las variaciones de temperatura también afectan a la conservación a largo plazo de los tesoros culturales mundiales que nos inspiran y disfrutamos cada día.
Las amenazas que acompañan al cambio climático no existen únicamente en un contexto situado al aire libre. Los frágiles y delicados tesoros de nuestros museos también son susceptibles de sufrirlas. Las colecciones de casas y museos que previamente no requerían un control de sus condiciones atmosféricas es posible que pronto precisen de tales esfuerzos para garantizar su conservación. Aquellas colecciones ya protegidas por sistemas medioambientales pueden encontrarse en mayor riesgo si tales sistemas no se actualizan y expanden su capacidad. Los planes de mantenimiento de edificios históricos, monumentos públicos y sitios arqueológicos tendrán que ser adaptados a nuestro cambiante clima para seguir siendo eficaces.
Estas necesidades representarán un gran coste a no ser que se planifiquen con mucha antelación, y las soluciones tradicionales puede que en última instancia estén contribuyendo directamente a nuestros problemas climáticos globales. Ahora más que nunca es importante el desarrollo de sistemas eficaces, asequibles y ambientalmente sostenibles. Estos temas y muchos otros son el foco de atención de esta mesa redonda.